SANTO DOMINGO. Luego de un cuarto de siglo al frente
de una liga que transformó desde necesitar subsidios del Gobierno para
funcionar a operar como una empresa que aporta millones al fisco, Leonardo
Matos Berrido pone su fecha de caducidad en manos de los equipos.
Ya en 1994 y
2000, cuando fue nombrado embajador en Taiwán e Italia, respectivamente, puso
su renuncia, pero los clubes la rechazaron, y prefirieron que dirigiera la
Lidom “por fax y teléfono”, porque le dijo Winston Llenas que “en Roma es mejor
que cualquiera aquí. Lo acepté y no me arrepiento”.
Sus críticos
lo acusan de tener manos de hierro, porque no ha medido estatura a la hora de
suspender, llámese Ernesto “Monchín” Pichardo, Ramón Naranjo, Tancredo Aybar
Castellanos, José Offerman, Félix “Gatico” Martínez o Rubio Blondie.
“Quisiera no
tener que sancionar nunca, tuve ocho hijos (7 hembras y un varón) y nunca los
toqué, tengo 22 nietos y todavía no le he jalado la oreja al primero, sigo que
hablando la gente se entiende. Me ha ido bien, porque todos me recompensan con
su amor y su respeto”, dice Matos, al recibir a DL en su pequeña oficina del
segundo nivel del estadio Quisqueya Juan Marichal, adornada con imágenes
familiares y con montones de documentos.
Tampoco le ha
temblado el pulso para asumir equipos en problemas, como las Águilas en 1993,
las Estrellas en 2004 o los Gigantes en 2013, aunque con estos últimos confiesa
que tuvo “dos años muriéndose del miedo”, cuando José Duarte fungió como
presidente con acciones de Miguel Tejada y el club atravesó serios problemas
(2011-2013).
Pero los
resultados bajo su mandato los han convertido en cabeza imprescindible para
capitanear el principal evento deportivo que se celebra en el país.
Cuando Matos
asumió en 1991, los equipos tenían que pagar los gastos de la liga, de
inmediato emprendió una política de comercialización que incluyó asumir la
Serie del Caribe, operación que le genera recursos para operar 12 meses y
repartir beneficios.
La de hoy es
una liga más equilibrada, gracias al sorteo introducido en 2002 que reparte
igual el talento, la consolidación del espectáculo atrajo empresarios
reconocidos a ser parte del circuito, cada partido se transmite por televisión
en alta definición y la presencia digital está al día.
“No puedo
decir que estaré en condiciones porque acabo de cumplir 79 años, tendré 80 el
año que viene y no quiero estar cuando ya no pueda hacer un trabajo eficiente
para dañar con los pies lo que he hecho con las manos. Pero no me gustaría
salir y dejar la liga en manos improvisadas. Esa decisión tendrán que tomarla
los equipos”, reflexiona Matos, mientras silencia su móvil Android de última
generación, que asegura sólo usa para realizar y recibir llamadas, nada de tomar
fotos o navegar por la Web con él.
Las
repeticiones en las bases, mejorar una asistencia a niveles de hace 10 años y
facilitar el acceso al estadio Quisqueya a través del Metro y al Cibao con OMSA
en Santiago son tema que ocupan la agenda para la próxima campaña.
“La liga tiene
que crecer en todos los aspectos, debe llegar por lo menos a ocho equipos.
Mucha gente piensa que Santiago podría tener dos franquicias, aunque no estoy
convencido, pero puede llegar el momento, no hay que pensar que el mundo se va
a acabar mañana”, dice Matos.
Matos estuvo
vinculado a la administración pública entre las décadas de 1950 y 2008 cuando
salió del Banco Nacional de la Vivienda con una pensión que ganó decenas de
titulares.
“Hablan de que
me dieron una pensión de un millón de pesos (en el BNV), creo que la merecía,
pero desgraciadamente no es verdad, la pensión mía es de 332 mil pesos”, dice
el también ex secretario de Educación.
NPerez@diariolibre.com
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