NUEVA
YORK. Una vez que Robinson Canó se fue de Nueva York para firmar como agente
libre con Seattle tras la temporada de 2013, los Yanquis probaron con ochos
jugadores distintos para encontrar un reemplazo en la segunda base.
Después de
todo este tiempo, Starlin Castro parece encajar como la solución definitiva.
Cuando el
dominicano fue adquirido en diciembre mediante un canje con los Cachorros por
el pitcher Adam Warren y el infielder Brendan Ryan, la transacción no dio la
impresión de ser trascendental por más que involucraba a un pelotero que fue
seleccionado tres veces al Juego de Estrellas en sus primeras seis campañas. Se
ponderó más la adición de un bate derecho que ayudaría a los Yanquis
neutralizar el dominio de los lanzadores zurdos sobre su orden ofensivo.
El nuevo
entorno de Castro en el Bronx es completamente distinto al del North Side de
Chicago, donde el último campeonato de la Serie Mundial se remonta a 1908.
“Prefiero los
27 campeonatos de los Yanquis y aquí estoy para conseguir el 28”, dijo Castro.
De figurar
como una de las pocas piezas experimentadas en unos Cachorros en renovación, el
jugador de 26 años pasó a ser a uno de los más jóvenes en una alineación diaria
de Nueva York que incluye a veteranos de largo recorrido como Alex Rodríguez,
Carlos Beltrán y Mark Teixeira.
“Estar rodeado
por esas personalidades me hace sentir orgulloso. Es una gran oportunidad que
tengo”, dijo Castro. “En el béisbol no se para de aprender, y ellos me pueden
ayudar ser un mejor pelotero”.
Bajo la
advertencia de que se trata de una muestra que cubre solo los primeros tres
juegos de 2016, Nueva York y Castro no pueden estar más complacidos. Bateó
siete hits, incluyendo dos jonrones, en sus primeros 12 turnos. Sus ocho
impulsadas marcan la mayor cantidad de un jugador en sus primeros tres partidos
con los Yanquis desde el establecimiento oficial de la estadística en 1920,
según STATS.
Debutó en
2010, precisamente el año en que los Cachorros entraron en una espiral de cinco
campañas seguidas con récord negativo, promediando casi 93 derrotas en ese
lustro.
Como
torpedero, Castro era el eje de esos equipos. Pero perdió la titularidad ante
la aparición de Addison Russell el año pasado, en el que la franquicia
finalmente despertó y alcanzó la serie de campeonato de la Liga Nacional. El
dominicano debió pasar a la intermedia, disputando 38 juegos en esa posición al
final de la campaña regular y los nueve de la postemporada.
Su canje a
Nueva York se produjo inmediatamente después que los Cachorros adquirieron a
Ben Zobrist en la agencia libre para jugar en la segunda base.
Con Castro y
el torpedero Didi Gregorius, también de 26 años, los Yanquis podrían haber
encontrado una dupla fija en el medio de su cuadro interior, luego que Derek
Jeter y Canó formaron el binomio durante buen tiempo.
“En muchos
casos es duro para un jugador aceptar perder la posición cuando otro más joven
(Russell) le desplaza”, comentó el manager de los Yanquis, Joe Girardi. “Su
preferencia es seguir en la misma posición, pero fíjense en los números que
puso en Chicago al final de la pasada temporada. Este puede ser un magnífico
lugar, jugar junto a alguien joven como Didi”.
En sus últimos
34 juegos de 2015, Castro bateó para .367 y OPS de 1.043.
Atado hasta
2019 con un contrato de 60 millones de dólares, Castro debe ofrecer estabilidad
en una posición en la que Brian Roberts, Stephen Drew, José Pirela, Martín
Prado, Gregorio Petit, Dustin Ackley, Rob Refnsyder y Ryan desfilaron en los
últimos dos años.
De batear en
la parte medular con Chicago, Castro ahora lo hace octavo con Nueva York,
muestra de la profundidad de la ofensiva.
“Estoy aquí
para ellos donde quieran ponerme, en lo que el equipo piensa sea lo mejor”,
dijo Castro, quien el viernes amaneció de dos hits de llegar a los mil en su
carrera.
Antes de esta
campaña y en 3.416 apariciones en el plato, Castro registró promedio de .281
cuando le tocó batear entre los seis primeros turnos. Apenas tuvo 133
apariciones como octavo, bateando para .318.
Castro también
ha descubierto una ventaja con su actual turno: “Estás más a gusto con esa
gente bateando al frente de ti. Puedes ver lo que hacen, su rutina, desde la
banca”.
Fuente AP
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