SAN FRANCISCO. En una
Serie Mundial entre dos equipos muy parejos y similares en sus estilos, el
conato de trifulca que se produjo cuando Salvador Pérez y Hunter Strickland
intercambiaron gritos, le ponen una dosis extra de intriga para lo que sigue:
tres juegos en el estadio de San Francisco que pondrá a prueba la capacidad de
adaptación de los Reales de Kansas City.
Con el Clásico de Otoño
empatado 1-1, el mánager de los Reales, Ned Yost, tendrá que lidiar con el reto
que todo equipo de la Liga Americana debe lidiar al ir al feudo de su rival de
la Nacional.
Desde 2006, los equipos de
la Americana tienen foja de 7-15 en los estadios del Viejo Circuito, donde
tienen que renunciar al uso del bateador designado.
Para los Gigantes, se
trata de la oportunidad para barrer los siguientes compromisos, y poder
disfrutar de algo que no pudieron hacer cuando en 2010 y 2012 se proclamaron
campeones: celebrar en su propia casa.
“Estamos otra vez desde
cero. Nos hubiera gustado más haber ganado el segundo juego, pero estamos de
vuelta en nuestro estadio”, dijo el tercera base de los Gigantes, Pablo Sandoval,
quien lleva 25 partidos consecutivos embasándose en la postemporada. “Desde el
viernes tenemos que enfocarnos en nuestro trabajo, lo que nos ha llevado hasta
aquí”.
San Francisco sustrajo un
triunfo 7-1 en el primer encuentro, rompiendo el invicto en ocho desafíos de
los Reales en esta postemporada. Pero Kansas City respondió imponiéndose 7-2 en
el segundo encuentro, vulnerando al relevo de San Francisco.
Pero es casi seguro que
Billy Butler —el bateador designado que también produjo dos anotaciones el
miércoles— irá a la banca.
Butler batea a la derecha
y es el quinto en el orden ofensivo. La primera base es la única posición en la
que el corpulento pelotero podría desempeñarse, así que uno de los bateadores
más productivos de los Reales —con .273 de promedio y siete impulsadas en esta
postemporada— sería limitado a funciones de emergente.
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