SEATTLE. Cuando los
Marineros de Seattle se comprometieron por 10 años con el segunda base agente
libre Robinson Canó, la adquisición del dominicano se debió a mucho más que
sólo números.
Por supuesto, estaban en
busca de un bate legítimo en la parte gruesa del lineup. También querían a un
segunda base con calibre de Guante de Oro. De eso no hay duda.
Ellos también buscaban,
sin embargo, a un veterano que supiera por experiencia propia lo que se
necesita para ser parte de un equipo ganador, y podría ayudar a un roster
inexperimentado a entender que ganar es mucho más importante que la acumulación
de estadísticas llamativas.
Los Marineros han obtenido
justo eso.
Apenas ha transcurrido la
mitad de su primera temporada de un contrato por US$240 millones, y Canó ha
evadido la trampa en la que muchos agentes libres han caído detrás de él. Ha
aceptado lo que es capaz de ser, ignorado las frustraciones por no tener la
mejor de sus temporadas en cuanto a números se refiere, y ha sido un factor
crucial para un club de los Marineros que se alista para arrancar la segunda
mitad de la campaña en control de su propio destino en postemporada.
Seattle pudiera no ocupar
la cima en el Oeste de la Liga Americana, división que tiene a los dos equipos
con los mejores records en Grandes Ligas - los Atléticos (59-36) y los
Angelinos (57-37) - pero los Marineros tienen una ventaja de 2 1/2 juegos sobre
Toronto y Kansas City en la lucha por el segundo comodín por la L.A.
¿Canó? Bueno, acaba de ver
acción en su sexto Juego de Estrellas, luego de haber liderado la votación de
los fanáticos entre los intermedistas de la Liga Americana por quinto año
consecutivo.
Y el dominicano ha traído
esa estabilidad que tanto había hecho falta en Seattle. Cuando los Marineros
perdieron ocho juegos seguidos a principios de campaña, y dejaron su récord en
7-13 tras derrotas consecutivas en casa ante Houston, el pánico no los invadió.
No, respondieron ganando nueve de los siguientes 11, que incluyó una barrida en
una serie de dos partidos contra los Yanquis en el Yankee Stadium, y los
primeros tres de cuatro encuentros en Oakland.
Canó aprendió bien sus
lecciones - pasó nueve temporadas en el Bronx junto a Derek Jeter en el infield
de los Yanquis - y a la edad de 31 años, ha asumido ese papel de guía en un
equipo de los Marineros en el que él es el único pelotero titular mayor de 27
años.
"No creo estar en ese
nivel", dijo Canó acerca de haber sido mencionado junto al nombre de
Jeter, "pero me agrada ser considerado como un mentor. Significa que he
hecho algo bueno.
"Era un pelotero muy
joven. Lidié con las mismas preocupaciones que los demás. No importa cuánto
talento tengas, vas a cuestionar las cosas. Espero transmitirle mi conocimiento
a los jóvenes [en Seattle] como él (Jeter) lo hizo conmigo".
Y junto a lo que Canó
dice, también es la forma en que trabaja lo que ha generado un gran impacto en
este club.
Canó encabeza a los
Marineros en carreras anotadas (49), promedio de bateo (.334), porcentaje de
embasarse (.393) y porcentaje de embasarse más slugging (.855). Ocupa el
segundo sitio, tanto en carreras producidas (57), como en porcentaje de
slugging (.462) detrás del antesalista Kyle Seager, quien acaba de ser llamado
a su primer Juego de Estrellas, y ha remolcado 63 carreras con un slugging de
.493.
Pero sus siete
cuadrangulares apenas empatan el cuarto lugar con Justin Smoak - quien tiene
130 turnos menos - y están detrás de Seager (15), Mike Zunino (13) y Brad
Miller (ocho). Y esto viene después de cinco temporadas seguidas con al menos
25 bambinazos por los Yanquis.
¿Preocupados? Canó no lo
está.
"Conozco el
juego", indicó. "Si trato de hacer más de lo que puedo, voy a causar
problemas. Tengo que tomar sólo lo que me den. No puedo forzar las cosas a que
sean diferentes".
Canó es, después de todo,
la mayor amenaza en el lineup de Seattle.
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