(AP) Londres.-
Cuando Alfredo Di Stéfano dijo que “las finales no se juegan, se ganan”, no se
equivocaba. Bayern Munich conquistó ayer sábado la Liga de Campeones
gracias a un gol del holandés Arjen Robben en el último minuto, que dio la
victoria por 2-1 al equipo de Jupp Heynckes ante un correoso Borussia Dortmund
en la primera final alemana de la máxima competición continental.
El triunfo, tras dos dolorosas derrotas en 2010
y 2012, dio al Bayern la quinta Copa de Europa de su historia. También fue el
segundo título con dos equipos diferentes en la cuenta particular de Heynckes,
quien, como ya ocurriera tras ganar con el Real Madrid, dejará el club que
acaba de hacer campeón a final de temporada.
Campeón de la Bundesliga y la Liga de Campeones,
los de Heynckes, que será reemplazado por Pep Guardiola, aspiran al triplete si
logran imponerse al Stuttgart en la final de la Copa de Alemania la próxima
semana. “Hemos logrado algo impresionante y nos da alas para la final de Copa
de Alemania”, dijo Heynckes. “Estoy muy feliz. Ganar la Liga de Campeones por
segunda vez, no es algo que le pase a todo el mundo”.
“Mi sucesor (Guardiola) heredará un equipo que
funciona perfectamente”, agregó.
El Dortmund de Jurgen Klopp fue superior en
varias fases de la final. Echó de menos a su estrella Mario Goetze, lesionado,
y perdió lo que parecía una oportunidad única ante la amenaza de los grandes
clubes del continente de pescar en la fábrica de talento de Klopp.
“Volveremos”, aseguró un abatido Klopp. “Intentaremos
estar en otra final”. Los tres goles llegaron en un loca segunda
parte, que hizo las delicias de la afición alemana en un abarrotado Wembley.
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LEGADAS POSITIVAS PARA ABRIR MARCADOR
Ahogado en el embudo táctico de Dortmund durante buena parte del partido, Munich apeló a la calidad de sus jugadores para sacar petróleo de cada una de sus llegadas al área. Pudo ponerse por delante en la primera parte, pero un gigante Roman Weidenfeller lo evitó.
LEGADAS POSITIVAS PARA ABRIR MARCADOR
Ahogado en el embudo táctico de Dortmund durante buena parte del partido, Munich apeló a la calidad de sus jugadores para sacar petróleo de cada una de sus llegadas al área. Pudo ponerse por delante en la primera parte, pero un gigante Roman Weidenfeller lo evitó.
A los 60 minutos, Robben recibió en el lateral del
área un pase de Franck Ribery, apuró la línea de fondo y consiguió centrar ante
la salida del arquero Weidenfeller para que el artillero croata Mario Mandzukic
simplemente empujara el balón a la portería. Bayern se ponía en ventaja y
parecía difícil que la final pudiera escaparse esta vez. Sin embargo, en
una jugada bastante absurda, el defensa brasileño Dante cometió penal sobre
Marco Reus.
Ilkay Gundogan transformó la pena máxima batiendo a
Manuel Neuer e igualó el partido a los 68 minutos. Klopp lamentó que al árbitro
italiano Nicola Rizzoli no expulsara a Dante por doble amarilla, algo que en su
opinión podría haber cambiado el signo del partido.
El encuentro parecía abocado al alargue. Pero fue
Bayern quien más puso de su parte para evitarlo. Dortmund ya no llegaba a la
presión como al principio. Primero Mats Hummels rebañó un balón casi en la
línea de gol cuando llegaba Robben al remate. Después, Weidenfeller tapó un
buen disparo de Bastian Schweinsteiger desde la frontal.
Listindiario.com
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