Nueva York.- Justin Verlander pensó lo peor cuando notó que no llegaba la llamada teléfonica.
“Recibí la llamada 15 minutos más tarde que cuando gané el Cy Young. Me había resignado, creía que otro había sido el ganador”, dijo Verlander.
El as de los Tigres de Detroit fue proclamado ayer lunes como el Jugador Más Valioso de la Liga Americana, el primer lanzador abridor que obtiene el galardón en un cuarto de siglo.
Verlander completó un doblete de trofeos: la semana pasada fue consagrado con el Cy Young.
“A los pitchers no se les puede descartar de buenas a primeras sólo porque son pitchers”, dijo Verlander.
El derecho recibió 13 de los 28 menciones a primer lugar y acumuló 280 puntos en la votación de la Asociación de Cronistas de Béisbol de Norteamérica.
Jacoby Ellsbury, jardinero de Boston, quedó segundo con 242 puntos. José Bautista, jardinero de Toronto, figuró tercero con 231 puntos.
Más atrás quedaron el jardinero de los Yanquis Curtis Granderson (215) y el primera base venezolano de los Tigres Miguel Cabrera con 193.
“Quisiera decir que es un sueño hecho realidad. No puedo decirlo porque mi sueño ya se hizo realidad al ganar el Cy Young. El próximo sueño es ganar una serie mundial”, afirmó Verlander.
La elección de Verlander desafió la corriente de opinión que en los últimos tiempos había dejado fuera de consideración a los lanzadores por el Jugador Más Valioso.
Pero su actuación en 2011 fue fuera de serie, al redondear la Triple Corona de pitcheo con marca de 24-5, 2.40 de efectividad y 250 ponches.
También lanzó el segundo juego sin hits de su carrera, el 7 de mayo en Toronto.
“Creo que esto impone un precedente”, dijo Verlander.
“Estoy feliz de que los votantes lo hayan reconocido, que sí tenemos un impacto y somos muy valiosos para el éxito de nuestro equipo”. Nadie había sumado tantas victorias en una campaña desde que Bob Welch logró una marca de 27-6 con Oakland en 1990.
El último pitcher abridor en salir como el más valioso fue Roger Clemens de Boston, 1986. El último lanzador que había ganado el premio fue el relevista Dennis Eckerlsley de Oakland en 1992.
Verlander defendió su derecho y méritos para ganar el premio, rechazando el argumento de que los pitchers no deber ser tomados en cuenta porque su desempeño no es diario.
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