Dallas.- Mientras los Mavericks de Dallas festejaban su campeonato en camisetas alegóricas empapadas en champaña, podían mirarse unos a otros y reírse de aquellas reputaciones que solían cargar. El base que era demasiado viejo y su suplente demasiado bajo. El dueño bocón y arrogante. El pivote ágil, pero propenso a las lesiones. El entrenador y la estrella principal, demasiado blandos como líderes. Todos ellos disfrutan ahora de otra etiqueta: campeones de la NBA.
Al menos por este año, los Mavs demostraron que los superequipos no se construyen a partir de dos o tres estrellas. El alemán Dirk Nowitzki es su único astro en el mejor momento de su carrera, pero Dallas ganó a la antigua, subrayando aspectos clave como el compañerismo y la falta de egoísmo. “Creo que esta es una victoria del básquetbol en equipo”, dijo Nowitzki. “Esta es una victoria del juego en equipo en los dos lados de la cancha, de compartir la pelota, de pasar la pelota. Y lo hemos hecho toda la temporada”. “Somos campeones del mundo”, agregó. “Suena increíble”.
Los Mavericks llegaron el lunes a Dallas y planeaban un desfile de celebración por el centro de la ciudad para la mañana del jueves, confirmó la vocera Sarah Melton. El dueño Mark Cuban se ofreció a pagar los gastos a la alcaldía.
Nowitzki decidió quedarse en Dallas cuando Cuban le prometió que intentaría triunfar con el mismo núcleo de jugadores, reforzado con algunos suplentes.
“Tienes que tener jugadores que se tengan confianza mutua y se la tengan al entrenador”, dijo Cuban. “Y eso es un proceso, no sucede de la noche a la mañana. No hay soluciones rápidas, no hay un molde único para ganar el campeonato. Si lo hubiera, todo el mundo lo seguiría”. Es notable que Dallas logró la hazaña sin dos jugadores considerados titulares: Caron Butler, su segundo máximo anotador hasta que sufrió una severa lesión de rodilla en Año Nuevo, y Rodrigue Beaubois, un escolta veloz que debía energizar los ataques, pero quedó frenado por dos lesiones serias.
Así, el entrenador Rick Carlisle se dedicó a cambios constantes en la alineación, como los que llevaron al puertorriqueño José Juan Barea a ser titular en la serie final cuando no mostraba un buen nivel. Pero Dallas ganó tres partidos seguidos y DeShawn Stevenson, que quedó en la banca, aprovechó su nuevo papel.

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