Miami.- El brazo derecho de Dwayne Wade tenía una fea cortadura que le dificultó tirar al aro por Miami en los minutos finales del encuentro. Omar Asik necesitó de puntos de sutura en la barbilla, además de una camiseta de Chicago que no estuviese manchada por su propia sangre. Así fue el segundo partido de la final de la Conferencia del Este. Y ambas partes esperan más de lo mismo este domingo en el tercer encuentro en Miami. “Nada ha sido fácil para nosotros este año”, comentó el alero del Heat, LeBron James.
Eso probablemente tampoco cambiará. Con la serie empatada 1-1, los Bulls y el Heat reanudan la serie tras un descanso de unas 94 horas. Al final del segundo encuentro el miércoles en Chicago, casi todos los jugadores del Heat tenían alguna parte del cuerpo cubierta por hielo, y varios salieron cojeando del camerino y hacia el autobús que los llevaría al aeropuerto. “Afortunadamente tuvimos algunos días para recuperarnos”, comentó el entrenador del Heat, Erik Spoelstra. “Nuestros muchachos no le van a rehuir (al juego físico). Ninguno de los dos equipos lo hará. Ambos equipos han formado estos hábitos durante toda la temporada”. “Hemos demostrado que somos agresivos, que atacamos, que tenemos una defensa física que rebotea. Ellos han demostrado que son iguales. Así que tienes a dos fuerzas chocando de frente”.
Los Bulls, el mejor equipo de la NBA durante la temporada regular pero que ya no tiene la ventaja de cancha local en esta serie, han demostrado que pueden recuperarse rápido. Después de cada una de sus tres derrotas previas en estos playoffs, Chicago respondió con un triunfo abultado en el siguiente partido.
Además, los Bulls no pierden dos encuentros al hilo desde el 5 y 7 de febrero. “No nos maldigas así”, comentó el base de Chicago, Derrick Rose. Desde 2006, cuando el Heat conquistó su único título, el ganador del tercer partido de la final del Este ha avanzado cada año a la final de la NBA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario